Grey
Esta semana mi padre me ha regalado el nuevo libro de Grey. No sé si es que me ve desesperada, aburrida o con necesidad de emociones fuertes, pero nada más dármelo me dijo: Me quedo con los niños para que os vayáis de fin de semana
Os sorprenderá que sea mi padre el que me regale este libro, pero es que es muy moderno, el más moderno de los padres que jamás he conocido y he conocido muchos. Cuando conocí a mi Cari en Boston y nos vinimos a España, fueron mis padres los que nos ofrecieron vivir juntos en su casa hasta que los dos nos abriéramos camino en la vida.
El caso es que aún no he podido ni abrir el libro. Esta semana tengo mucho lío con la vuelta al cole y la compra de zapatos, zapatillas deportivas, libros y demás material escolar.
Me pregunto: ¿Cómo será mi relación este año con la nueva profe de mi hija? Hasta la fecha ha sido nefasta, y no sé si es por mi culpa, por culpa de la profe o de las dos.
Cuando empezó infantil, la acompañe hasta su clase, me colé. Me quedé allí con ella escondida casi debajo de la mesa, dándole su chupete y muchos ánimos porque, de verdad que yo los necesitaba. Se me partía el alma dejándola allí solita ante el peligro.
Hasta que una voz me sacó de mi angustia diciendo: No sé qué hacen aquí padres de los niños. En el aula sólo se permite estar a un adulto, y esa soy yo.
Yo la miré sonriendo y ella me devolvió una mirada asesina. Ahí fue donde empezó nuestro gran odio.
Las normas del colegio están para cumplirlas, no sé quién se cree usted que es para saltárselas a la torera. Espero que la niña esté más civilizada.
Yo hice como que no la había oído y le dije: Perdona, ya me voy. Sólo quería comentarte que la niña sólo come pasta.
Vaya, otra niña de madre permisiva que no quiere tomarse la molestia de enseñarle a comer – me espetó
Si ella estaba pretendiendo ser simpática conmigo, no lo estaba consiguiendo.
Y así fue todo el año, cuando fui a la tutoría le pregunté que cómo veía el desarrollo de la niña y me contestó: Pues a la tuya la veo de ingeniero aeronáutico de la NASA en el futuro.
Yo la miré y pensé: Aquí le declaro la guerra.
Te estaba preguntando si la niña habla correctamente o crees que la debo llevar al logopeda, si corre bien, sube con facilidad las escaleras, si su desarrollo motriz fino es correcto. Pero ya veo que no has realizado esas evaluaciones.
Al día siguiente me mandó un email con copia a la directora explicándome punto por punto los avances de la niña.
Cuando llegó el fin de año le regalé un Oscar a la mejor profesora, y ella lo aceptó con la misma sorna que se lo daba yo.
En fin, tuvimos mal comienzo y mal final.
Así que este año he hecho el firme propósito de llevarme bien con la que va a ser la profesora de la niña y pensé: Lo mejor que puedo hacer para caerle bien es llevarle un regalito y así ya desde el principio tenemos buena sintonía.
Hoy era la reunión y no tuve tiempo de comprarle nada, así que decidí que lo mejor que tenía a mano era el libro de Grey que me regaló mi padre.
¡Ay madre mía en qué momento se me ocurrió! Para empezar la pobre mujer me lo agradeció infinito, pero cuando desenvolvió el paquete y vio el libro empezó a ponerse roja y a mirar a su alrededor. Cari, se quedó petrificado, miraba el libro, me miraba y miraba a la pobre profe y entonces dice: Perdona, creo que nos hemos equivocado de paquete, este era para mi suegra. Anda que lo estás arreglando, pensé yo.
La pobre chica inmediatamente lo guardó debajo de la carpeta que tenía en las manos, pero fue tarde, ya lo había visto todo el mundo. Así que cogió el libro y delante de todos, directora incluida, me lo devolvió y me dijo: Este tipo de libros va en contra de la política del colegio. Vaya con el colegio, chica- pensé yo. No tiene más que normas y políticas.
Jolín, pensé que estas jóvenes eran más abiertas. Por dios que parece que le he regalado algo demoníaco.
En fin, esta idea me va a costar dos o tres suspensos.