ADIÓS OKUPAS

ADIÓS OKUPAS

¡No me puedo creer la suerte que tengo! ¡Lo que parecía que iba a ser un problema se está convirtiendo en una bendición!

A falta de 20 días para salir de cuentas, la semana pasada decidí montar la cuna. Y la puse en la habitación de mis hijos. Como os conté en este post hace unos meses, Cosas del Dormir, su habitación está prácticamente vacía, ya que los dos peques duermen en nuestra cama (aunque quizás debería decir ¡dormían!).

Cuando Gaby vio la cuna, me preguntó interesado por ella. Y le expliqué que era la cama de su hermanita.

Esa noche, cuando llegó la hora de acostarse, me dijo “Mami, quiero dormir en la cuna de mi hermanita”. ¡¡Ummmm!! Está marcando su territorio, pensé…

Decidí no pelear con mi hijo, posiblemente el niño más testarudo de todo Asia, y aun cuando es demasiado grande para una cuna, le dije “Ok. Si quieres dormir en la cuna, vale. ¡Pero tienes que dormir tú solito!”. Se levantó, fue a la habitación de al lado, se subió a la cuna, se acostó y en 2 minutos, ¡estaba dormido!

“¡No me lo puedo creer!” pensé cuando lo vi. Era la primera vez que se dormía solo con su pijamas de niño. No sólo eso, sino que además durmió toda la noche sin despertarse, también por primera vez en su vida.

A la mañana siguiente me levanté decidida a no dejar pasar la oportunidad de deshacerme de los dos pequeños okupas de mi dormitorio. El problema es que, como han estado durmiendo conmigo durante los últimos tres años, ni siquiera tienen camas. Y la clave era que no valía cualquier cama, tenía que ser la cama de su hermanita.

Así que me puse manos a la obra para encontrar dos camas que parecieran cunas, para entrega urgente, con la esperanza de poder animar a Javi a seguir el ejemplo de su hermano. Las encontré, las compré, las montamos y, la noche siguiente, le dije a Gaby que aquella era la cuna nueva para su hermanita. Por supuesto, quería probarla y de nuevo durmió solito toda la noche sin quejarse.

Era el momento de intentarlo con Javi. No he tenido el mismo éxito con él que con Gaby, he conseguido que duerma en “la habitación de la hermanita”, pero todavía necesita hacerlo acompañado.

He puesto la cuna “real” del bebé en una habitación diferente. Espero que, cuando se den verdadera cuenta que duermen solos en SU habitación no quieran volver a mudarse a la habitación de la hermana.

Posted on 28/10/2014 Home, Vamos a pingüinear/Penguin... 0 1536

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ADIÓS OKUPAS - Saco Pingüino. Pijamas para dormir calentitos toda la noche. Blog js_def
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¡No me puedo creer la suerte que tengo! ¡Lo que parecía que iba a ser un problema se está convirtiendo en una bendición!

A falta de 20 días para salir de cuentas, la semana pasada decidí montar la cuna. Y la puse en la habitación de mis hijos. Como os conté en este post hace unos meses, Cosas del Dormir, su habitación está prácticamente vacía, ya que los dos peques duermen en nuestra cama (aunque quizás debería decir ¡dormían!).

Cuando Gaby vio la cuna, me preguntó interesado por ella. Y le expliqué que era la cama de su hermanita.

Esa noche, cuando llegó la hora de acostarse, me dijo “Mami, quiero dormir en la cuna de mi hermanita”. ¡¡Ummmm!! Está marcando su territorio, pensé…

Decidí no pelear con mi hijo, posiblemente el niño más testarudo de todo Asia, y aun cuando es demasiado grande para una cuna, le dije “Ok. Si quieres dormir en la cuna, vale. ¡Pero tienes que dormir tú solito!”. Se levantó, fue a la habitación de al lado, se subió a la cuna, se acostó y en 2 minutos, ¡estaba dormido!

“¡No me lo puedo creer!” pensé cuando lo vi. Era la primera vez que se dormía solo con su pijamas de niño. No sólo eso, sino que además durmió toda la noche sin despertarse, también por primera vez en su vida.

A la mañana siguiente me levanté decidida a no dejar pasar la oportunidad de deshacerme de los dos pequeños okupas de mi dormitorio. El problema es que, como han estado durmiendo conmigo durante los últimos tres años, ni siquiera tienen camas. Y la clave era que no valía cualquier cama, tenía que ser la cama de su hermanita.

Así que me puse manos a la obra para encontrar dos camas que parecieran cunas, para entrega urgente, con la esperanza de poder animar a Javi a seguir el ejemplo de su hermano. Las encontré, las compré, las montamos y, la noche siguiente, le dije a Gaby que aquella era la cuna nueva para su hermanita. Por supuesto, quería probarla y de nuevo durmió solito toda la noche sin quejarse.

Era el momento de intentarlo con Javi. No he tenido el mismo éxito con él que con Gaby, he conseguido que duerma en “la habitación de la hermanita”, pero todavía necesita hacerlo acompañado.

He puesto la cuna “real” del bebé en una habitación diferente. Espero que, cuando se den verdadera cuenta que duermen solos en SU habitación no quieran volver a mudarse a la habitación de la hermana.

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