DE NIÑOS, CENTOLLOS Y MASCOTAS NADA CORRIENTES

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No puedo evitar sonreír cuando recuerdo la que armaron #Celiaco y su prima Nuria, de 4 y 6 años, hace unos días. Habitualmente dedico los sábados por la mañana a hacer acopio de víveres para poder sobrevivir sin morir de inanición de lunes a viernes. Y así lo hice el fin de semana pasado.

Hice la compra, la dejé en casa y me fui volando a sacar dinero del cajero. #Celiaco y Nuria, al cuidado de mi marido que estaba en el garaje ordenando sus herramientas, advierten que una de las bolsas de la compra se mueve sospechosamente y optan por abrirla. Al ver un centollo en su interior, deciden llenar el fregadero de la cocina y echarle un paquete de sal para que el animalito se encuentre como pez en el agua. No obstante, como se acercaba la hora de comer y empezaban a tener hambre, deciden hacerse con una lata de calamares en su tinta de esas que se abren con solo tirar de la anilla para verterla en el agua y evitar así que su recién adoptada nueva mascota se muera de hambre.

Os podéis imaginar la situación cuando regresé a casa: #Celiaco y Nuria llorando y un centollo agonizante en el fregadero rodeado de trocitos de calamar. Tenían tal disgusto que no eran capaces de articular palabra. No entendían por qué se les había muerto la mascota con el esmero que se habían tomado en limpiar la tinta de los calamares para que el centollo no se asustase. Y menos mal que fui rápida. Si llego a tardar un poco más me encuentro al centollo, ataviado en su Saco Pingüino, durmiendo la siesta a pierna suelta en el sofá del salón.

No tuve palabras. No pude reñir.

Posted on 05/08/2014 Home, "Rico Rico"/Yummy Yummy 0 1463

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DE NIÑOS, CENTOLLOS Y MASCOTAS NADA CORRIENTES - Saco Pingüino. Pijamas para dormir calentitos toda la noche. Blog js_def
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DE NIÑOS, CENTOLLOS Y MASCOTAS NADA CORRIENTES

No puedo evitar sonreír cuando recuerdo la que armaron #Celiaco y su prima Nuria, de 4 y 6 años, hace unos días. Habitualmente dedico los sábados por la mañana a hacer acopio de víveres para poder sobrevivir sin morir de inanición de lunes a viernes. Y así lo hice el fin de semana pasado.

Hice la compra, la dejé en casa y me fui volando a sacar dinero del cajero. #Celiaco y Nuria, al cuidado de mi marido que estaba en el garaje ordenando sus herramientas, advierten que una de las bolsas de la compra se mueve sospechosamente y optan por abrirla. Al ver un centollo en su interior, deciden llenar el fregadero de la cocina y echarle un paquete de sal para que el animalito se encuentre como pez en el agua. No obstante, como se acercaba la hora de comer y empezaban a tener hambre, deciden hacerse con una lata de calamares en su tinta de esas que se abren con solo tirar de la anilla para verterla en el agua y evitar así que su recién adoptada nueva mascota se muera de hambre.

Os podéis imaginar la situación cuando regresé a casa: #Celiaco y Nuria llorando y un centollo agonizante en el fregadero rodeado de trocitos de calamar. Tenían tal disgusto que no eran capaces de articular palabra. No entendían por qué se les había muerto la mascota con el esmero que se habían tomado en limpiar la tinta de los calamares para que el centollo no se asustase. Y menos mal que fui rápida. Si llego a tardar un poco más me encuentro al centollo, ataviado en su Saco Pingüino, durmiendo la siesta a pierna suelta en el sofá del salón.

No tuve palabras. No pude reñir.

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