Pingüineando/ Penguin Family Matters

  • La San Silvestre

    La San Silvestre

    Comida familiar. Me encantan las comidas familiares. Siempre salgo con un marrón en cada una de ellas y esta no iba a ser una excepción. - Este año vamos a correr los tres La San Silvestre- dice mi hermano - ¿Qué tres? – le pregunto - Tu cuñado, tú y yo – me responde - No, no me apunto a eso – le contesto tajante. - Ya estás apuntada, así que tienes que correr porque, además, este año es con un chip electrónico para medir el recorrido y ya he pagado tu dorsal. - No estoy entrenada para correr-insisto. - ¡Yo te entreno!- dice mi cuñado. Tenemos todavía dos meses. En ese tiempo haré de ti toda una atleta. ¡Qué suerte tengo! Podría decirles que sufro de incontinencia urinaria que es lo único que se me ocurre para salir de este lío pero para qué, si me van a decir que qué es eso. -Mañana a las 6.00 te paso a buscar – me dice todo ilusionado mi cuñado. - No puedo. Los niños a esa hora hacen los deberes y ayudo a las niñas. -Nooo. A las 6:00, pero de la mañana. A esa hora no tienes ninguna obligación. Para las 7:15 estás en casa, lista para levantar a los peques. Bueno, como veréis escapatoria, ninguna. A las 6 en punto de la mañana siguiente recibo un whats app de mi cuñado: -En media hora te espero abajo. No me queda más remedio que ducharme, vestirme y bajar Nunca, os digo nunca, empecéis a correr con alguien que lleva 20 años corriendo. A los 5 minutos yo estaba que no me llegaba el oxígeno, no voy a decir al cerebro, os digo a los pulmones y mi cuñado corriendo como si no estuviera haciendo nada. No corría, flotaba por la calle. Read More

  • Chapa y pintura

    Chapa y pintura

    ¡Dios mío! No puede ser, no puede ser. He rayado el coche. Estoy en estado de shock. No es que el hecho de rayar el coche sea una desgracia, no vayáis a pensar que soy tan superficial, que tengo el seguro pintón, pero es que yo en mi casa tengo un mote: la Rayacoches. Y a mi coche viejo lo llaman el Tigre, porque está lleno de rayas. Cari hizo una apuesta conmigo. Me apostó una semana llevándole el desayuno a la cama a que rayaba el coche nuevo antes de tres meses. ¡Qué mala pata! El trimestre se cumple la semana que viene y no lo he conseguido. Creo que me he confiado y esa ha sido mi perdición. Me atacó la papelera de una columna del parking. No la vi, pero es que tampoco la sentí. Tenía puesto a Alejandro Sanz a todo volumen y cuando me bajé… ¡Dios mío! No os podéis imaginar, una línea roja perfecta, que ni hecha con una regla. Va desde el espejo retrovisor del conductor hasta la altura del maletero. Algo tengo que pensar para que Cari no lo vea hasta la próxima semana. A ver, va a a estar en Brasil hasta el martes que viene y el plazo se cumple el sábado. Así que sólo tengo que distraerle durante 4 días. Pero lo peor no va a ser despistar a Cari, es que los niños tampoco pueden saber nada, así que voy tener que arreglar yo el estropicio. Voy a Leroy Merlin para comprarme un spray blanco. Voy a pintar la raya roja de color blanco para que, por lo menos, no se note. Me hago también con cinta de pintor para no salirme por los lados. Le pregunto al dependiente qué tipo de blanco compraría él para pintar un coche. -¿De qué color es el coche? - Blanco, le contestoRead More

  • Gemelo Azul, Gemelo Rojo

    Gemelo Azul, Gemelo Rojo

    Mi cuñada ha tenido gemelos hace 3 meses. Ha sido un revolución para toda la familia. Son tan idénticos que ninguno de nosotros somos capaces de saber quién es quién y tiene problemas hasta la madre de los bebés, imaginaros. Hace dos días me llama y me dice: -Tengo una entrevista de trabajo en Bilbao y necesito que te quedes con los gemelos 2 días. - Dos días y una noche- Y pienso para mis adentros: esto me lo pide a mí que, como sólo tengo 3 niños, ando desahogada. - Te lo pido a ti porque sé que tienes mucha experiencia y me fío- me contesta. ¡Aayyyy! ¡Cómo caigo ante el elogio! ¡Cómo me gusta que me regalen los oídos! -Entiendo- le digo. No te preocupes que están en buenas manos. - Tendrás que tener cuidado que, aunque ya tienen 3 meses, el pediatra ha insistido en que no deben saltarse ni una toma porque aún están bajos de peso. - No te preocupes que así lo haré. Bueno, pues no sé cómo me las voy a arreglar yo sola con 5 niños porque Cari está en Brasil, pero lo intentaré. Según me deja mi cuñada a los gemelos en casa, empiezo a tener problemas para distinguirlos. Además, la madre de los niños no los diferencia por la ropa. Se me ocurre pintarle a uno una uña de color rojo y a otro una uña de color azul. No creáis que es peligroso. Les pongo muy poco esmalte, justo lo necesario para diferenciarlos. Con este truco me las ingenio genial durante el día. De hecho, les doy sus tomas correspondientes y nos vamos a la parada del autobús a buscar a los niños. En el camino de vuelta a casa me siento como Julie Andrews en Sonrisas y Lágrimas. Me salen los niños por todos lados. Mis hijos están emocionados con sus primos, deseosos de cuidarlos, les pongo a entretenerles cantándoles canciones y así pasamos el resto de la tarde hasta que llega la hora de acostarse. 23.30 PM Gemelo 1 empieza a llorar, seguido de Gemelo 2. Parece ser que por la noche se sincronizan para comer, así que cojo al que tiene la uña roja y le doy el biberón, mientras el otro llora como un descosido. Me empiezo a poner nerviosa. 23.45 PM Gemelo 2 que lloraba sin parar por fin se tranquiliza y se queda dormido. Supongo que de puro aburrimiento. -¡Mamá! Tengo miedo- grita mi hija pequeña. Read More

  • El huracán Matthew

    El huracán Matthew

    -Necesitaría que me acompañases a una reunión importante en Florida ¿Puedes pedir 3 días en el trabajo y hablar con tus padres para ver si se pueden quedar con los niños? - me dijo Cari, así de sopetón, hace 10 días. - ¿Y de qué es la reunión? - Es con el jefe mundial de mi empresa que nos ha invitado a varios empleados con sus esposas/esposos a pasar el fin de semana en Fort Lauderdale, en su casa de fin de semana. - Sí a todo, ya te digo que sí. - Bueno antes de decir que sí, habla con todos y pregunta. - No tengo que preguntar, ya te digo que estoy dispuesta a venderme por ese viaje. A hacer horas extras o lo que sea y a estar en deuda de por vida con mis padres. Un fin de semana en el norte de Miami, en una casa de fin de semana, eso no lo he visto yo en mi vida. Ay… ¿Estaré a la altura? ¿Tendré que llevar vestidos de noche y cosas así? Ya me veo como Joan Collins en Dinastía, con el collar de piedras preciosas y el vestido de alta costura bajando las escaleras de la mansión…. -Es un fin de semana informal, nada de etiquetas- me dice Cari. Parece que me está leyendo la mente. ¡Oooohhh! ¡Qué desilusión! Bueno, por lo menos iremos al buen tiempo y a la playa. Fue un vuelo muy agradable y nada más poner un pie en Florida, sentí la llamada del pasado; estoy segura de que yo he vivido aquí en otra vida. Llegamos a casa del jefe de Cari. Un matrimonio cubano de lo más encantador. Nos acomodaron en nuestra habitación y nos dijeron que cuando estuviéramos listos nos esperaban en la piscina. Yo como me conozco, me limitaba a decir sí y gracias, no fuera a ser que la liase y nos quedáramos sin trabajo. Me propuse a mí misma que, pasara lo que pasara, no iba a formar parte de ello. Y lo logré, iba todo como la seda, una maravilla. Me sentía orgullosa de mi misma. Al día siguiente, cuando bajamos a desayunar, nos quedamos perplejos al ver que estaban clavando paneles de madera en las ventanas. Bill, el jefe de Cari, nos dijo que en las noticias habían anunciado la presencia inminente del huracán Matthew, que la zona estaba en alerta. Que estuviéramos tranquilos porque la casa estaba equipada con un refugio anti-huracanes. -¿Y está usted seguro, Bill, de que la casa aguantará? -Bueno, tenemos dos opciones: meternos en el refugio o abandonar la zona y correr el riesgo de que el huracán nos arrase por la carretera. Read More

  • El Ratón Pérez se equivocó

    El Ratón Pérez se equivocó

    Son más o menos las 3 de la mañana cuando una luz intensa me alumbra el ojo derecho. Esta vez no pienso que me estoy muriendo y subiendo al cielo porque ya tengo experiencia en el tema. A mi hija le gusta eso de coger la linterna del móvil y colocártela a medio centímetro del ojo mientras te abre el párpado. Así que con la pupila reducida a mínimos insospechados conseguí decir: - ¿Qué pasa? - ¿Se te ha caído un diente? – me pregunta mi hija pequeña. - ¿Es una pregunta o una afirmación?- me contabilizo los dientes en dos nanosegundos con la lengua pensado que igual se ha encontrado un diente mío en la almohada. -¿Qué es una afirmación? – pregunta - ¿Se te ha caído un diente, Mamá?- insiste. - No, no se me ha caído un diente, ¿por qué? -¿Y a Papá? ¿Se le ha caído un diente? Voy a preguntárselo. Por un segundo pensé que sí, que le pusiera a Papá la linterna del móvil en el ojo derecho y así yo podía ver la reacción y reírme un rato, incluso podía grabarlo y subirlo a YouTube y convertirnos en virales. Le puse título mentalmente y todo. El vídeo se titulaba ¡Despierta, Papiiiiii! Pero como en el fondo soy buena le digo a mi hija: -No, Cielo. Deja a Papá en paz que ya le despierto yo.Read More

  • Nuestro viaje a Colonia

    Nuestro viaje a Colonia

    -No llegará el stand hasta el lunes por la noche y la feria empieza el jueves. No nos da tiempo a mandarlo por mensajería hasta Alemania- me comenta mi compi María. -Vaya, pues tenemos un problema, porque esta es la feria europea más fuerte para nuestros Sacos Pingüino – le contesto - Gordo – me dice ella. - ¡Uff! Pues no podemos quedarnos sin stand, así que algo vamos a tener que hacer. Cojo el móvil y pongo en Google Maps: de Gijón a Colonia que es donde se celebra la feria. Resultado: 15 horas y 16 minutos. Bueno, supongo que en furgoneta un poco más: digamos 16 horas. Si lo dividimos en dos días, son 8 horas diarias. ¡Umhhh! Incluso si salimos mañana a las 5 de la mañana podemos parar en París e ir a Disneyland y llegar el jueves a tiempo para poder montar todo. El asunto se va poniendo más y más interesante en mi cabeza. Tengo que convencer a María como sea de alquilar una furgoneta e irnos para allá. Además, Cari está en casa esta semana, así que esto va a ser una escapada a la aventura. - María, y si alquilamos una furgoneta, ¿seríamos capaces de llegar hasta allí? - ¿Estás loca? Son como 1.700 kilómetros. - Exactamente 1.672 kilómetros, pero si los dividimos en dos días no es tanto. Tampoco tenemos muchas opciones, María. Mejor no nos lo pensamos mucho y nos ponemos manos a la obra. - Sé que me voy a arrepentir de decirte esto, pero vale. No veo otra opción factible.Read More

  •  feria Kind und Jugend de Colonia (Alemania)

    feria Kind und Jugend de Colonia (Alemania)

    Ya estamos, manos a la obra, presentando nuestros queridos Pingüinos en una nueva edición de la feria Kind und Jugend de Colonia (Alemania) ¡Deseadnos mucha suerte!Read More

    17/09/2016 Home, Pingüineando/ Penguin... 0 1401
  • La cama matrimonial.

    La cama matrimonial.

    La cama matrimonial, repartición de espacios Read More

    09/09/2016 Home, Pingüineando/ Penguin... 0 1772
  • La aventura en pareja

    La aventura en pareja

    Vosotros que tenéis hijos sabéis lo difícil que es poder disfrutar de un poco de tiempo en pareja. Yo, particularmente con tres hijos, no tengo vida en pareja. Siempre hay uno o varios niños en medio de cualquier conversación que queramos tener o de cualquier cóctel que queramos tomar y cualquier cena con velitas para dos se amplia, en mi caso, siempre a 5. Si a esto le sumamos los viajes por el amplio mundo que tiene mi Cari, el asunto se nos complica aún más. Así que decidí que a esto había que ponerle un freno y me propuse pasar 24 horas enteritas a solas con mi marido. Miro el calendario, estudio los viajes de Cari, hablo con mi hermana, con mis padres y con mi cuñado y empiezo a encajar todas las piezas una a una. Porque, no os creáis… cuantos más niños tienes, más difícil es conseguir que todos se vayan a dormir fuera el mismo día. Logro que dos tengan planes para pasar la noche fuera -la mayor con una amiga y la pequeña con su prima- pero en las siguientes 3 semanas no consigo de ninguna manera que mi hijo abandone el hogar familiar. Me siento un poco frustrada, la verdad. A veces, poder pasar unas horas juntos necesita tanta logística que se te quitan las ganas de nada sólo por el esfuerzo que requiere. Pero los ángeles deciden que este va a ser mi mes y, en ese momento de desesperación, me llama mi vecina Naty. -Hola, ¿cómo os va el verano? - Muy bien, ¿y a vosotros? - Todos bien. Mañana nos vamos al pueblo y estábamos pensando si nos podíamos llevar al niño con nosotros. - Cuando dices el niño, ¿te refieres al mío?Read More

  • La Margarita Party

    La Margarita Party

    Como todos los años, hemos ido a Boston a visitar a mi suegros. Ya os he contado mil veces que mi Cari es de allí. Así que, cuando llega el verano, nos toca visita familiar. Me encanta ir y me encanta ver a mi familia americana. Mis suegros viven en un edificio de 84 plantas en el centro de la ciudad. La planta 85 es la azotea y ahí está la piscina a la que solemos subir con los niños. Les encanta poder bañarse y ver Boston desde lo alto. Y como sucede cuando vas con los niños a la piscina, después de mil preparativos, horas echando crema y poniendo bañadores, cuando llegamos arriba se nos habían olvidado los manguitos de la peque. - No te preocupes que bajo yo en un momento y los cojo – le digo a Cari. - No, que llamo a mi madre y le digo que los suba – me responde. - De verdad, que no me cuesta nada bajar. Quédate tú con ellos mientras tanto. Y con las mismas y, sin darle más opción, me meto en el ascensor y bajo. Sólo llevo el móvil y las llaves, nada más. En la planta 79 se sube una señora de mediana edad con una bolsa de playa enorme. Le doy los buenos días, ella a mí, y pulso el botón de piso bajo. De repente, el ascensor se para entre dos pisos y se apagan todas las luces. A decir verdad, no tengo claustrofobia pero pensar que estaba a 77 pisos y medio de altura me da un poco de yuyu. A los dos segundos se enciende la luz de emergencia. Por lo menos, vemos algo. Intento escribir a Cari al móvil para avisarle de que estaba encerrada, pero estamos sin cobertura. - Seguramente el edificio se ha quedado sin energía eléctrica - me dice la señora que esta en el ascensor conmigo. - Ah vaya, ¿ y esto sucede muy a menudo?. - Pues la verdad es que suele suceder en invierno cuando hace mucho frío, nunca en verano. Me llamo Estefany. - Mucho gusto - le contesto. Empiezo a mirar al techo a ver si así pasa el tiempo más rápido y me entretengo, pero da la impresión de que vamos a estar allí mucho rato. Siento un calor tremendo -fuera estamos a 38 grados-. El ascensor, sin aire acondicionado, se me hace insoportable. Me empiezo a poner un poco nerviosa. Me siento en el suelo, Estefany me sigue y me dice: - Creo que vamos a estar aquí bastante rato, ¿sabes hacer yoga? - Sí, le contesto. Read More

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  • La San Silvestre

    La San Silvestre

    Comida familiar. Me encantan las comidas familiares. Siempre salgo con un marrón en cada una de ellas y esta no iba a ser una excepción. - Este año vamos a correr los tres La San Silvestre- dice mi hermano - ¿Qué tres? – le pregunto - Tu cuñado, tú y yo – me responde - No, no me apunto a eso – le contesto tajante. - Ya estás apuntada, así que tienes que correr porque, además, este año es con un chip electrónico para medir el recorrido y ya he pagado tu dorsal. - No estoy entrenada para correr-insisto. - ¡Yo te entreno!- dice mi cuñado. Tenemos todavía dos meses. En ese tiempo haré de ti toda una atleta. ¡Qué suerte tengo! Podría decirles que sufro de incontinencia urinaria que es lo único que se me ocurre para salir de este lío pero para qué, si me van a decir que qué es eso. -Mañana a las 6.00 te paso a buscar – me dice todo ilusionado mi cuñado. - No puedo. Los niños a esa hora hacen los deberes y ayudo a las niñas. -Nooo. A las 6:00, pero de la mañana. A esa hora no tienes ninguna obligación. Para las 7:15 estás en casa, lista para levantar a los peques. Bueno, como veréis escapatoria, ninguna. A las 6 en punto de la mañana siguiente recibo un whats app de mi cuñado: -En media hora te espero abajo. No me queda más remedio que ducharme, vestirme y bajar Nunca, os digo nunca, empecéis a correr con alguien que lleva 20 años corriendo. A los 5 minutos yo estaba que no me llegaba el oxígeno, no voy a decir al cerebro, os digo a los pulmones y mi cuñado corriendo como si no estuviera haciendo nada. No corría, flotaba por la calle. Read More

  • Chapa y pintura

    Chapa y pintura

    ¡Dios mío! No puede ser, no puede ser. He rayado el coche. Estoy en estado de shock. No es que el hecho de rayar el coche sea una desgracia, no vayáis a pensar que soy tan superficial, que tengo el seguro pintón, pero es que yo en mi casa tengo un mote: la Rayacoches. Y a mi coche viejo lo llaman el Tigre, porque está lleno de rayas. Cari hizo una apuesta conmigo. Me apostó una semana llevándole el desayuno a la cama a que rayaba el coche nuevo antes de tres meses. ¡Qué mala pata! El trimestre se cumple la semana que viene y no lo he conseguido. Creo que me he confiado y esa ha sido mi perdición. Me atacó la papelera de una columna del parking. No la vi, pero es que tampoco la sentí. Tenía puesto a Alejandro Sanz a todo volumen y cuando me bajé… ¡Dios mío! No os podéis imaginar, una línea roja perfecta, que ni hecha con una regla. Va desde el espejo retrovisor del conductor hasta la altura del maletero. Algo tengo que pensar para que Cari no lo vea hasta la próxima semana. A ver, va a a estar en Brasil hasta el martes que viene y el plazo se cumple el sábado. Así que sólo tengo que distraerle durante 4 días. Pero lo peor no va a ser despistar a Cari, es que los niños tampoco pueden saber nada, así que voy tener que arreglar yo el estropicio. Voy a Leroy Merlin para comprarme un spray blanco. Voy a pintar la raya roja de color blanco para que, por lo menos, no se note. Me hago también con cinta de pintor para no salirme por los lados. Le pregunto al dependiente qué tipo de blanco compraría él para pintar un coche. -¿De qué color es el coche? - Blanco, le contestoRead More

  • Gemelo Azul, Gemelo Rojo

    Gemelo Azul, Gemelo Rojo

    Mi cuñada ha tenido gemelos hace 3 meses. Ha sido un revolución para toda la familia. Son tan idénticos que ninguno de nosotros somos capaces de saber quién es quién y tiene problemas hasta la madre de los bebés, imaginaros. Hace dos días me llama y me dice: -Tengo una entrevista de trabajo en Bilbao y necesito que te quedes con los gemelos 2 días. - Dos días y una noche- Y pienso para mis adentros: esto me lo pide a mí que, como sólo tengo 3 niños, ando desahogada. - Te lo pido a ti porque sé que tienes mucha experiencia y me fío- me contesta. ¡Aayyyy! ¡Cómo caigo ante el elogio! ¡Cómo me gusta que me regalen los oídos! -Entiendo- le digo. No te preocupes que están en buenas manos. - Tendrás que tener cuidado que, aunque ya tienen 3 meses, el pediatra ha insistido en que no deben saltarse ni una toma porque aún están bajos de peso. - No te preocupes que así lo haré. Bueno, pues no sé cómo me las voy a arreglar yo sola con 5 niños porque Cari está en Brasil, pero lo intentaré. Según me deja mi cuñada a los gemelos en casa, empiezo a tener problemas para distinguirlos. Además, la madre de los niños no los diferencia por la ropa. Se me ocurre pintarle a uno una uña de color rojo y a otro una uña de color azul. No creáis que es peligroso. Les pongo muy poco esmalte, justo lo necesario para diferenciarlos. Con este truco me las ingenio genial durante el día. De hecho, les doy sus tomas correspondientes y nos vamos a la parada del autobús a buscar a los niños. En el camino de vuelta a casa me siento como Julie Andrews en Sonrisas y Lágrimas. Me salen los niños por todos lados. Mis hijos están emocionados con sus primos, deseosos de cuidarlos, les pongo a entretenerles cantándoles canciones y así pasamos el resto de la tarde hasta que llega la hora de acostarse. 23.30 PM Gemelo 1 empieza a llorar, seguido de Gemelo 2. Parece ser que por la noche se sincronizan para comer, así que cojo al que tiene la uña roja y le doy el biberón, mientras el otro llora como un descosido. Me empiezo a poner nerviosa. 23.45 PM Gemelo 2 que lloraba sin parar por fin se tranquiliza y se queda dormido. Supongo que de puro aburrimiento. -¡Mamá! Tengo miedo- grita mi hija pequeña. Read More

  • El huracán Matthew

    El huracán Matthew

    -Necesitaría que me acompañases a una reunión importante en Florida ¿Puedes pedir 3 días en el trabajo y hablar con tus padres para ver si se pueden quedar con los niños? - me dijo Cari, así de sopetón, hace 10 días. - ¿Y de qué es la reunión? - Es con el jefe mundial de mi empresa que nos ha invitado a varios empleados con sus esposas/esposos a pasar el fin de semana en Fort Lauderdale, en su casa de fin de semana. - Sí a todo, ya te digo que sí. - Bueno antes de decir que sí, habla con todos y pregunta. - No tengo que preguntar, ya te digo que estoy dispuesta a venderme por ese viaje. A hacer horas extras o lo que sea y a estar en deuda de por vida con mis padres. Un fin de semana en el norte de Miami, en una casa de fin de semana, eso no lo he visto yo en mi vida. Ay… ¿Estaré a la altura? ¿Tendré que llevar vestidos de noche y cosas así? Ya me veo como Joan Collins en Dinastía, con el collar de piedras preciosas y el vestido de alta costura bajando las escaleras de la mansión…. -Es un fin de semana informal, nada de etiquetas- me dice Cari. Parece que me está leyendo la mente. ¡Oooohhh! ¡Qué desilusión! Bueno, por lo menos iremos al buen tiempo y a la playa. Fue un vuelo muy agradable y nada más poner un pie en Florida, sentí la llamada del pasado; estoy segura de que yo he vivido aquí en otra vida. Llegamos a casa del jefe de Cari. Un matrimonio cubano de lo más encantador. Nos acomodaron en nuestra habitación y nos dijeron que cuando estuviéramos listos nos esperaban en la piscina. Yo como me conozco, me limitaba a decir sí y gracias, no fuera a ser que la liase y nos quedáramos sin trabajo. Me propuse a mí misma que, pasara lo que pasara, no iba a formar parte de ello. Y lo logré, iba todo como la seda, una maravilla. Me sentía orgullosa de mi misma. Al día siguiente, cuando bajamos a desayunar, nos quedamos perplejos al ver que estaban clavando paneles de madera en las ventanas. Bill, el jefe de Cari, nos dijo que en las noticias habían anunciado la presencia inminente del huracán Matthew, que la zona estaba en alerta. Que estuviéramos tranquilos porque la casa estaba equipada con un refugio anti-huracanes. -¿Y está usted seguro, Bill, de que la casa aguantará? -Bueno, tenemos dos opciones: meternos en el refugio o abandonar la zona y correr el riesgo de que el huracán nos arrase por la carretera. Read More

  • El Ratón Pérez se equivocó

    El Ratón Pérez se equivocó

    Son más o menos las 3 de la mañana cuando una luz intensa me alumbra el ojo derecho. Esta vez no pienso que me estoy muriendo y subiendo al cielo porque ya tengo experiencia en el tema. A mi hija le gusta eso de coger la linterna del móvil y colocártela a medio centímetro del ojo mientras te abre el párpado. Así que con la pupila reducida a mínimos insospechados conseguí decir: - ¿Qué pasa? - ¿Se te ha caído un diente? – me pregunta mi hija pequeña. - ¿Es una pregunta o una afirmación?- me contabilizo los dientes en dos nanosegundos con la lengua pensado que igual se ha encontrado un diente mío en la almohada. -¿Qué es una afirmación? – pregunta - ¿Se te ha caído un diente, Mamá?- insiste. - No, no se me ha caído un diente, ¿por qué? -¿Y a Papá? ¿Se le ha caído un diente? Voy a preguntárselo. Por un segundo pensé que sí, que le pusiera a Papá la linterna del móvil en el ojo derecho y así yo podía ver la reacción y reírme un rato, incluso podía grabarlo y subirlo a YouTube y convertirnos en virales. Le puse título mentalmente y todo. El vídeo se titulaba ¡Despierta, Papiiiiii! Pero como en el fondo soy buena le digo a mi hija: -No, Cielo. Deja a Papá en paz que ya le despierto yo.Read More

  • Nuestro viaje a Colonia

    Nuestro viaje a Colonia

    -No llegará el stand hasta el lunes por la noche y la feria empieza el jueves. No nos da tiempo a mandarlo por mensajería hasta Alemania- me comenta mi compi María. -Vaya, pues tenemos un problema, porque esta es la feria europea más fuerte para nuestros Sacos Pingüino – le contesto - Gordo – me dice ella. - ¡Uff! Pues no podemos quedarnos sin stand, así que algo vamos a tener que hacer. Cojo el móvil y pongo en Google Maps: de Gijón a Colonia que es donde se celebra la feria. Resultado: 15 horas y 16 minutos. Bueno, supongo que en furgoneta un poco más: digamos 16 horas. Si lo dividimos en dos días, son 8 horas diarias. ¡Umhhh! Incluso si salimos mañana a las 5 de la mañana podemos parar en París e ir a Disneyland y llegar el jueves a tiempo para poder montar todo. El asunto se va poniendo más y más interesante en mi cabeza. Tengo que convencer a María como sea de alquilar una furgoneta e irnos para allá. Además, Cari está en casa esta semana, así que esto va a ser una escapada a la aventura. - María, y si alquilamos una furgoneta, ¿seríamos capaces de llegar hasta allí? - ¿Estás loca? Son como 1.700 kilómetros. - Exactamente 1.672 kilómetros, pero si los dividimos en dos días no es tanto. Tampoco tenemos muchas opciones, María. Mejor no nos lo pensamos mucho y nos ponemos manos a la obra. - Sé que me voy a arrepentir de decirte esto, pero vale. No veo otra opción factible.Read More

  •  feria Kind und Jugend de Colonia (Alemania)

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    La cama matrimonial, repartición de espacios Read More

    09/09/2016 Home, Pingüineando/ Penguin... 0 1772
  • La aventura en pareja

    La aventura en pareja

    Vosotros que tenéis hijos sabéis lo difícil que es poder disfrutar de un poco de tiempo en pareja. Yo, particularmente con tres hijos, no tengo vida en pareja. Siempre hay uno o varios niños en medio de cualquier conversación que queramos tener o de cualquier cóctel que queramos tomar y cualquier cena con velitas para dos se amplia, en mi caso, siempre a 5. Si a esto le sumamos los viajes por el amplio mundo que tiene mi Cari, el asunto se nos complica aún más. Así que decidí que a esto había que ponerle un freno y me propuse pasar 24 horas enteritas a solas con mi marido. Miro el calendario, estudio los viajes de Cari, hablo con mi hermana, con mis padres y con mi cuñado y empiezo a encajar todas las piezas una a una. Porque, no os creáis… cuantos más niños tienes, más difícil es conseguir que todos se vayan a dormir fuera el mismo día. Logro que dos tengan planes para pasar la noche fuera -la mayor con una amiga y la pequeña con su prima- pero en las siguientes 3 semanas no consigo de ninguna manera que mi hijo abandone el hogar familiar. Me siento un poco frustrada, la verdad. A veces, poder pasar unas horas juntos necesita tanta logística que se te quitan las ganas de nada sólo por el esfuerzo que requiere. Pero los ángeles deciden que este va a ser mi mes y, en ese momento de desesperación, me llama mi vecina Naty. -Hola, ¿cómo os va el verano? - Muy bien, ¿y a vosotros? - Todos bien. Mañana nos vamos al pueblo y estábamos pensando si nos podíamos llevar al niño con nosotros. - Cuando dices el niño, ¿te refieres al mío?Read More

  • La Margarita Party

    La Margarita Party

    Como todos los años, hemos ido a Boston a visitar a mi suegros. Ya os he contado mil veces que mi Cari es de allí. Así que, cuando llega el verano, nos toca visita familiar. Me encanta ir y me encanta ver a mi familia americana. Mis suegros viven en un edificio de 84 plantas en el centro de la ciudad. La planta 85 es la azotea y ahí está la piscina a la que solemos subir con los niños. Les encanta poder bañarse y ver Boston desde lo alto. Y como sucede cuando vas con los niños a la piscina, después de mil preparativos, horas echando crema y poniendo bañadores, cuando llegamos arriba se nos habían olvidado los manguitos de la peque. - No te preocupes que bajo yo en un momento y los cojo – le digo a Cari. - No, que llamo a mi madre y le digo que los suba – me responde. - De verdad, que no me cuesta nada bajar. Quédate tú con ellos mientras tanto. Y con las mismas y, sin darle más opción, me meto en el ascensor y bajo. Sólo llevo el móvil y las llaves, nada más. En la planta 79 se sube una señora de mediana edad con una bolsa de playa enorme. Le doy los buenos días, ella a mí, y pulso el botón de piso bajo. De repente, el ascensor se para entre dos pisos y se apagan todas las luces. A decir verdad, no tengo claustrofobia pero pensar que estaba a 77 pisos y medio de altura me da un poco de yuyu. A los dos segundos se enciende la luz de emergencia. Por lo menos, vemos algo. Intento escribir a Cari al móvil para avisarle de que estaba encerrada, pero estamos sin cobertura. - Seguramente el edificio se ha quedado sin energía eléctrica - me dice la señora que esta en el ascensor conmigo. - Ah vaya, ¿ y esto sucede muy a menudo?. - Pues la verdad es que suele suceder en invierno cuando hace mucho frío, nunca en verano. Me llamo Estefany. - Mucho gusto - le contesto. Empiezo a mirar al techo a ver si así pasa el tiempo más rápido y me entretengo, pero da la impresión de que vamos a estar allí mucho rato. Siento un calor tremendo -fuera estamos a 38 grados-. El ascensor, sin aire acondicionado, se me hace insoportable. Me empiezo a poner un poco nerviosa. Me siento en el suelo, Estefany me sigue y me dice: - Creo que vamos a estar aquí bastante rato, ¿sabes hacer yoga? - Sí, le contesto. Read More

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