El Ambientador

El Ambientador

Estoy bastante aburrida. Cari lleva ya una semana en Tailandia por trabajo. Yo ya no sé qué hacer y todavía faltan 5 días para que vuelva.

Últimamente está viajando demasiado y a mí no me gusta, primero porque no tengo a nadie a quien contarle mis penas y segundo porque soy muy miedosa.

Por las noches me muero de miedo y durante el día también; aunque estén los niños en casa, estoy siempre pendiente de todos los ruidos, todo me sobresalta.

Pero también la soledad tiene sus cosas buenas no os creáis, que los sábados mientras los niños hacen actividades extraescolares, yo me veo 2 capítulos de mi serie favorita comiéndome mis pipas.

Justamente hoy voy a hacerlo, estoy deseando que den las 5.30 para dejar a los niños en sus respectivas actividades y darle al mundo serial.

Esta vez voy a ver dos capítulos de Victoria.

Es todo un ritual, busco una mantita, cojo la bolsa de las pipas y un cuenco para las cáscaras, no enciendo las luces para crear ambiente de cine y me quedo prácticamente a oscuras.

Me siento, me coloco la bandeja encima de las piernas, pongo la serie y… allá vamos: hora y tres cuartos de aceite de girasol, sal y Reina Victoria.

Estoy en el capítulo donde la Reina se va a casar, súper romántico, os la recomiendo. Me he comido ya la mitad de la bolsa de pipas, tengo la boca seca de tanta sal, pero se ha hecho de noche y no me atrevo a ir hasta la cocina.

 

De repente, oigo un ruido. Es el ascensor que se ha parado en el rellano de mi escalera. Desde nuestro salón oigo todo lo que pasa fuera porque es parte de la entrada de la casa, está todo unificado y el sillón queda justo enfrente de la puerta.

Varios hombres que hablan en susurros, creo que son dos ¡Dios mío! Vienen a robarme y yo no tengo cerca ni el palo de una escoba para defenderme.

Primero pienso en esconderme detrás del sofá, pero me parece una idea un poco absurda porque va a ser el primer sitio donde busquen y además el asiento está pegado a la pared.

Intento tranquilizarme deduciendo que igual van a casa del vecino, pero oigo como están metiendo algo en mi cerradura.

Soy presa del pánico y lo único que tengo a mano es el spray ambientador de frutos del bosque que, por cierto, es mi aroma preferido.

 

Oigo como se gira la cerradura y abren la puerta. No lo pienso más. Sólo veo dos bultos grandes. Me abalanzo sobre ellos y les echo el ambientador en los ojos, primero a uno que se tira al suelo y luego al otro que también cae desplomado.

Yo sigo echándoles ambientador aún tirados en el suelo para que no se levanten y poder salir corriendo de la casa hasta que uno de ellos dijo:

- ¡Para, por favor, que soy yo!

- ¿Yo? ¿Quién es yo? – pregunté desconfiada.

- Yo, pues yo, tu marido – me respondió.

- ¿Mi marido? Y el otro quien es.

-Tu hermano, idiota, soy tu hermano.

Enciendo la luz y es verdad; son Cari y mi hermano, retorciéndose a causa del dolor que les producía el ambientador frutos del bosque en los ojos.

-¡Ay, perdón Cari! Ya sabes cómo me pongo de nerviosa con los ruidos. - Cojo la manta y le limpio la cara.

-¡Ay, perdón Cari, perdón Cari” – dice mi hermano con voz de pito-  y yo qué, ¿a mí no me has rociado los ojos, la boca y los oídos de ambientador o qué?

- Sí, sí, perdona tú también.  ¡Ay, perdonad! Lo siento un montón.

-No me digas perdona, dame algo para limpiarme- dice mi hermano.

Miro para la puerta y veo a mi cuñado saliendo del ascensor que viendo la escena me dice:

-Menudos recibimientos das tú, menos mal que yo fui a aparcar el coche que, si no, también me dejas ciego. A ti desde luego no se te puede dar una sorpresa- Tienes más peligro tú con un ambientador que McGiver con un chicle. 

Y es que, cómo os podéis imaginar, Cari volvió antes de tiempo y había hablado con mi hermano y mi cuñado para que le fueran a recoger al aeropuerto para darme una sorpresa.

Sorpresa, la que se llevó él, ;)

Posted on 19/02/2017 Últimos post 0 2991

Leave a CommentLeave a Reply

You must be logged in to post a comment.

Buscar

Categorías

Anterior
Siguiente