Hoy escribe Lourdes 

Por Hong Kong andamos todos consternados. El tifón Haiyán que devastó el sur de Filipinas el fin de semana pasado nos ha dejado a todos con una sensación en el cuerpo difícil de describir. Este sentir tiene mucho que ver con la cercanía entre Filipinas y Hong Kong: proximidad física, ya que estamos a escasas dos horas de avión, y emocional, por la amplia colonia de filipinos que viven en Hong Kong, muchos de los cuales trabajan como servicio doméstico.

Quizás sepáis que en Hong Kong es habitual tener ayuda en casa. Fundamentalmente este trabajo lo desarrollan -con una entrega fuera de lo común- mujeres filipinas, especialmente madres de niños pequeños, que afrontan el viaje a Hong Kong como medio para intentar sacar a su familia adelante y labrarles así un futuro mejor a hijos, marido, padres y hermanos a quienes, por supuesto, sustentan económicamente.

Conozco un par de mujeres filipinas que se quedaron embarazadas el año pasado, durante su única semana de vacaciones en casa. Tras este corto descanso, regresaron para trabajar hasta casi el momento de dar a luz y a la semana del nacimiento estaban de regreso en Hong Kong habiendo dejado al bebé en Filipinas al cuidado de sus maridos, madres y hermanas. Por supuesto, no pueden amamantar a sus hijos, ni verlos crecer. No pueden permitirse el lujo de descansar ni siquiera unas semanas antes de volver a trabajar independientemente de su estado físico o emocional. No pueden recuperarse del parto, ni mecer a sus hijos. No pueden abrazarlos, ni disfrutarlos. Con suerte y si todo va bien, la próxima vez que los vean habrán cumplido ya un año. Sinceramente, a no ser la muerte o enfermedad grave de un hijo, no puedo imaginarme, como madre, una vivencia más dura que ésta.

Puede que hayáis leído que estamos organizando una venta para Mother’s Choice a la que destinaremos los beneficios de 200 Sacos Pingüino. Después de lo ocurrido, haremos sesión doble e intentaremos captar fondos para la ONG y para el Banco de Alimentos de las Víctimas del Tifón. Ya os contaré cómo nos ha ido.

Hoy escribe Lourdes 

Por Hong Kong andamos todos consternados. El tifón Haiyán que devastó el sur de Filipinas el fin de semana pasado nos ha dejado a todos con una sensación en el cuerpo difícil de describir. Este sentir tiene mucho que ver con la cercanía entre Filipinas y Hong Kong: proximidad física, ya que estamos a escasas dos horas de avión, y emocional, por la amplia colonia de filipinos que viven en Hong Kong, muchos de los cuales trabajan como servicio doméstico.

Quizás sepáis que en Hong Kong es habitual tener ayuda en casa. Fundamentalmente este trabajo lo desarrollan -con una entrega fuera de lo común- mujeres filipinas, especialmente madres de niños pequeños, que afrontan el viaje a Hong Kong como medio para intentar sacar a su familia adelante y labrarles así un futuro mejor a hijos, marido, padres y hermanos a quienes, por supuesto, sustentan económicamente.

Conozco un par de mujeres filipinas que se quedaron embarazadas el año pasado, durante su única semana de vacaciones en casa. Tras este corto descanso, regresaron para trabajar hasta casi el momento de dar a luz y a la semana del nacimiento estaban de regreso en Hong Kong habiendo dejado al bebé en Filipinas al cuidado de sus maridos, madres y hermanas. Por supuesto, no pueden amamantar a sus hijos, ni verlos crecer. No pueden permitirse el lujo de descansar ni siquiera unas semanas antes de volver a trabajar independientemente de su estado físico o emocional. No pueden recuperarse del parto, ni mecer a sus hijos. No pueden abrazarlos, ni disfrutarlos. Con suerte y si todo va bien, la próxima vez que los vean habrán cumplido ya un año. Sinceramente, a no ser la muerte o enfermedad grave de un hijo, no puedo imaginarme, como madre, una vivencia más dura que ésta.

Puede que hayáis leído que estamos organizando una venta para Mother’s Choice a la que destinaremos los beneficios de 200 Sacos Pingüino. Después de lo ocurrido, haremos sesión doble e intentaremos captar fondos para la ONG y para el Banco de Alimentos de las Víctimas del Tifón. Ya os contaré cómo nos ha ido.