He perdido a las niñas

He perdido a las niñas

Busco por aquí y por allá, miro debajo de las camas, dentro de los armarios, en el baño, en la terraza… Estoy desesperada, son las 7:50 de la mañana y no encuentro a mis dos hijas por ninguna parte.

Vamos a perder el autobús ya desde el primer día de colegio.

Hace dos minutos estaban aquí. Me pregunto dónde podrán estar porque es muy difícil perder a dos niñas dentro de una casa.

-¿Has visto a tus hermanas?- le pregunto a mi hijo.

- No Mamá - me contesta

Cojo el teléfono y le escribo a Cari

- He perdido a las niñas

- ¿A las dos?

- Sí, a ambas.

- ¿Al menos al niño aún lo tenemos, Cariño?

- Sí, al niño sí.

- ¡Qué alivio! Al menos sé que “el heredero” sigue presente.

- ¡Qué gracioso eres!

- ¿Y dónde crees que pueden estar tus hijas el primer día de colegio a 20 minutos de coger el autobús?

- Pues supongo que escondidas, pero no las encuentro por ninguna parte.

- Prueba el truco del helado.

- OK, voy.

 

El truco del helado. Me imagino que será como alguno de los trucos a los que recurrís vosotros.

Dices a media voz: ¿Quién quiere helado? Y como por arte de magia aparecen esos niños a los que llevas llamando a gritos media hora.

Digo helado de chocolate y allí no aparece nadie. Ya me empiezo a poner nerviosa. Me asomo a todas las ventanas a ver si han tenido un accidente. Gracias a Dios, no.

Sigo buscando; abro la nevera, nada; abro el congelador, tampoco. Me estrujo la meninge y pienso cuál puede ser el sitio especial para esconderse. No se me ocurre.

Quedan 15 minutos para que llegue el autobús. Estoy desesperada pero no me queda más remedio que darme por vencida y empezar a gritar por la casa.

-Valeeee. Habéis ganado, no os encuentrooooo, pero si no salís no vais a ir peinadas al cole- Silencio. Nadie me contesta.

Se me ocurre que igual están metidas en el baúl que tengo en la terraza, que es como su tienda de campaña

Voy corriendo para allá, abro la tapa y grito:

-¡Os pille!

Nada, el baúl está totalmente vacío. Lo que está claro es que las niñas no están en casa. Igual se han ido al trastero a esconderse allí para no ir al colegio, pero la alarma no ha saltado. ¡Qué raro!

No me queda otra opción que avisar a la Policía de que las niñas han desaparecido.

Llamo:

- Hola, bueno días. Quería denunciar la desaparición de dos niñas.

- Buenos días. Dígame la edad de las niñas y dónde han desaparecido.

- En mi casa, tienen 5 y 7 años.

- Las niñas estaban en la casa y ya no están. ¿A eso se refiere?

- Efectivamente. Hace 20 minutos estaban y ahora no las encuentro por ninguna parte.

- ¿Han podido abandonar el hogar por su cuenta?

- Imposible, tengo puesta la alarma y no ha sonado, así que la puerta no se ha abierto.

- Alguna de las niñas puede desactivar la alarma.

- No saben la clave.

- Así que las niñas estaban en la casa y ya no están y no ha entrado ni salido nadie de ella.

- Efectivamente.

- ¿Ha buscado usted en los rincones donde los niños suelen esconderse tales como armarios, baúles, debajo de la cama…?

-Sí, claro que lo he hecho

-¿Ha revisado ventanas?

-Sí.

-Señora pues si ha hecho usted eso y, cómo dice, las niñas no han abandonado la casa, tienen que estar en ella. Vamos hacer una cosa, vuelva usted a echar otro vistazo y si no las ve, vuelva a llamar y pregunte por mí que soy la Agente Sánchez.

De acuerdo – le digo

Decido que voy a llevar a mi hijo a la parada del autobús para que, al menos él, vaya al colegio y a la vuelta iré al trastero a ver si están allí.

Abro la puerta y me encuentro a mis dos hijas con las mochilas puestas, tiesas como una vela, esperando delante del ascensor.

Me quedo atónita y les digo:

- ¿Qué hacéis ahí? Llevo media hora buscándoos

- Nos dijiste que en cuanto estuviéramos vestidas y peinadas nos querías con las mochilas puestas y esperando delante del ascensor sin rechistar.

- ¿Eso dije?

- Sí Mamá, eso dijiste- dice mi hija pequeña

- ¿Y desde cuando lleváis aquí?

- Desde que terminamos de desayunar.

-¿Cómo habéis desactivado la alarma?¿Quién os ha dado el código?

-Nadie Mamá. Hemos cogido la chapa de desactivar la alarma que está en tu llavero y la hemos quitado.

Me quedo sin palabras y me pongo a caminar a todo meter hacia la parada del autobús. Les doy un beso y los despido.

 

Estos son los estragos que el verano causa en mí. Voy a necesitar hasta Navidades para recuperarme.

Posted on 11/09/2016 Home, Creciendo voy, creciendo..., Últimos post 0 2131

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Busco por aquí y por allá, miro debajo de las camas, dentro de los armarios, en el baño, en la terraza… Estoy desesperada, son las 7:50 de la mañana y no encuentro a mis dos hijas por ninguna parte.

Vamos a perder el autobús ya desde el primer día de colegio.

Hace dos minutos estaban aquí. Me pregunto dónde podrán estar porque es muy difícil perder a dos niñas dentro de una casa.

-¿Has visto a tus hermanas?- le pregunto a mi hijo.

- No Mamá - me contesta

Cojo el teléfono y le escribo a Cari

- He perdido a las niñas

- ¿A las dos?

- Sí, a ambas.

- ¿Al menos al niño aún lo tenemos, Cariño?

- Sí, al niño sí.

- ¡Qué alivio! Al menos sé que “el heredero” sigue presente.

- ¡Qué gracioso eres!

- ¿Y dónde crees que pueden estar tus hijas el primer día de colegio a 20 minutos de coger el autobús?

- Pues supongo que escondidas, pero no las encuentro por ninguna parte.

- Prueba el truco del helado.

- OK, voy.

 

El truco del helado. Me imagino que será como alguno de los trucos a los que recurrís vosotros.

Dices a media voz: ¿Quién quiere helado? Y como por arte de magia aparecen esos niños a los que llevas llamando a gritos media hora.

Digo helado de chocolate y allí no aparece nadie. Ya me empiezo a poner nerviosa. Me asomo a todas las ventanas a ver si han tenido un accidente. Gracias a Dios, no.

Sigo buscando; abro la nevera, nada; abro el congelador, tampoco. Me estrujo la meninge y pienso cuál puede ser el sitio especial para esconderse. No se me ocurre.

Quedan 15 minutos para que llegue el autobús. Estoy desesperada pero no me queda más remedio que darme por vencida y empezar a gritar por la casa.

-Valeeee. Habéis ganado, no os encuentrooooo, pero si no salís no vais a ir peinadas al cole- Silencio. Nadie me contesta.

Se me ocurre que igual están metidas en el baúl que tengo en la terraza, que es como su tienda de campaña

Voy corriendo para allá, abro la tapa y grito:

-¡Os pille!

Nada, el baúl está totalmente vacío. Lo que está claro es que las niñas no están en casa. Igual se han ido al trastero a esconderse allí para no ir al colegio, pero la alarma no ha saltado. ¡Qué raro!

No me queda otra opción que avisar a la Policía de que las niñas han desaparecido.

Llamo:

- Hola, bueno días. Quería denunciar la desaparición de dos niñas.

- Buenos días. Dígame la edad de las niñas y dónde han desaparecido.

- En mi casa, tienen 5 y 7 años.

- Las niñas estaban en la casa y ya no están. ¿A eso se refiere?

- Efectivamente. Hace 20 minutos estaban y ahora no las encuentro por ninguna parte.

- ¿Han podido abandonar el hogar por su cuenta?

- Imposible, tengo puesta la alarma y no ha sonado, así que la puerta no se ha abierto.

- Alguna de las niñas puede desactivar la alarma.

- No saben la clave.

- Así que las niñas estaban en la casa y ya no están y no ha entrado ni salido nadie de ella.

- Efectivamente.

- ¿Ha buscado usted en los rincones donde los niños suelen esconderse tales como armarios, baúles, debajo de la cama…?

-Sí, claro que lo he hecho

-¿Ha revisado ventanas?

-Sí.

-Señora pues si ha hecho usted eso y, cómo dice, las niñas no han abandonado la casa, tienen que estar en ella. Vamos hacer una cosa, vuelva usted a echar otro vistazo y si no las ve, vuelva a llamar y pregunte por mí que soy la Agente Sánchez.

De acuerdo – le digo

Decido que voy a llevar a mi hijo a la parada del autobús para que, al menos él, vaya al colegio y a la vuelta iré al trastero a ver si están allí.

Abro la puerta y me encuentro a mis dos hijas con las mochilas puestas, tiesas como una vela, esperando delante del ascensor.

Me quedo atónita y les digo:

- ¿Qué hacéis ahí? Llevo media hora buscándoos

- Nos dijiste que en cuanto estuviéramos vestidas y peinadas nos querías con las mochilas puestas y esperando delante del ascensor sin rechistar.

- ¿Eso dije?

- Sí Mamá, eso dijiste- dice mi hija pequeña

- ¿Y desde cuando lleváis aquí?

- Desde que terminamos de desayunar.

-¿Cómo habéis desactivado la alarma?¿Quién os ha dado el código?

-Nadie Mamá. Hemos cogido la chapa de desactivar la alarma que está en tu llavero y la hemos quitado.

Me quedo sin palabras y me pongo a caminar a todo meter hacia la parada del autobús. Les doy un beso y los despido.

 

Estos son los estragos que el verano causa en mí. Voy a necesitar hasta Navidades para recuperarme.

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