Vacaciones, por fin

Vacaciones, por fin

Por fin llegó el momento de ir a la playa. Estoy que no quepo en mi de gozo. He pasado toda la noche sin apenas dormir pensando cómo iba a meter todo el equipaje en el coche pero, al final, lo he conseguido.

Cari me ha felicitado. Me ha dicho que soy un hacha.

Estoy orgullosa de mi misma a más no poder, no os creáis que meter el equipaje de 5 en un coche es tarea fácil.

Nos ponemos en marcha, camino de Huelva. Haremos parada técnica en Cáceres para pasar la noche y al día siguiente, Punta Umbría. Allá vamos.

Cuando estamos a 180 kilómetros de casa, Cari me dice:

-Vaya, hemos pinchado.

- ¡Ah! – contesto

- ¿Qué quiere decir ah? -me pregunta.

- Ah quiere decir que como no me cabía todo el equipaje en el maletero, saqué la rueda de repuesto y la dejé en casa.

Cari se queda literalmente bizco y me dice:

-Debo estar soñando o me he metido en un submundo paralelo. ¿Estás intentando decirme que has sacado la rueda de repuesto del maletero?

- Sí – contesto.

- ¿Tú sabes que ahora la ayuda en carretera no nos dará asistencia y que, además, es ilegal circular sin rueda de repuesto?

- A ver, ¿dónde querías que metiera todas las maletas, Cari?

- Mira, antes de enfadarme voy a llamar al seguro a ver qué se puede hacer.

 Allí estamos en medio del arcén, mientras Cari llama al seguro para que le confirmen que no cubre a vehículos que no circulan correctamente equipados.

Yo veo a Cari que se va incendiando por dentro. No dice una palabra, pero sé que si digo algo va a estallar en mil pedazos, así que me quedo calladita como una muerta cuando, ¿cómo no?, llega la Guardia Civil.

- Buenos días, Caballero, ¿algún problema?

Cari le mira con cara de: Pues mire el problema profundo e intrínseco de mi vida está sentado aquí, a mi derecha: es esta mujer que no hace más que buscarme problemas un día sí y otro también.

- Sí, mire, hemos pinchado y no tenemos rueda de repuesto.

- ¿No tienen rueda de repuesto? Entiendo. Por favor, déjeme los papeles del vehículo y su permiso de circulación.  ¿No tienen rueda porque se la han robado?

-No, que se lo explique mi esposa porque yo estoy tan sorprendido como usted.

Le explico al agente que saqué la rueda de repuesto porque estuve haciendo números y la última vez que habíamos pinchado en carretera había sido el mes pasado. Las probabilidades, pues, de que volviese a suceder eran de 1 sobre 100.000, así que decidí sacarla del maletero.

 

- Concretando: circulan ustedes con 3 niños y sin rueda de repuesto - saca la libreta electrónica y nos imprime una laaarga multa que al final dice: Por pronto pago, 350 euros.

- Tienen ustedes que retirar el vehículo del arcén.

- ¿Nos puede decir a cuántos kilómetros está el pueblo más cercano?

- A 25 kilómetros

- Pues emprendo marcha hasta allí inmediatamente. Y me pongo a caminar.

El guardia civil me dice:

- Señora, usted no puede dejar a los niños en la cuneta hasta su vuelta.

Pero es que tengo que ir a comprar una rueda de repuesto porque no tenemos asistencia en carretera.

El Guardia Civil, que era una bella persona, nos lleva a los niños y a mí hasta el taller más cercano donde compramos una rueda de repuesto.

Ya tenemos rueda, ahora sólo nos falta cómo llevarla. Pienso en hacerla rodar hasta encontrar un taxi pero la imagen de mi misma y los tres niños corriendo detrás de una rueda me parece un poco excesiva.

Así que nos metemos en la tienda de todo a un euro del pueblo y nos compramos un carrito de la compra para poder llegar con la rueda hasta la parada de taxi más cercana.

Allí estamos mis tres pequeños y yo con el carrito arrastrando la rueda de repuesto que cabe a duras penas, preguntando a los lugareños dónde esta la parada de taxi más próxima.

- Aquí no hay parada, tienen que ir hasta el pueblo de al lado.

- ¿A cuánto está el pueblo?

- A dos kilómetros

- Venga niños, vamos hasta el otro pueblo.

Y oigo:

- Señor, mi madre no metió la rueda de repuesto en el coche y pinchó y tuvimos que dejar a mi padre solo en la carretera y ahora mi madre quiere caminar hasta el pueblo para coger el taxi. ¿Puede venir a la calle Mazagón, número 4? Gracias, Señor.

Atónita me quedé cuando vi que mi hija de 7 años había cogido mi móvil, conseguido el número de teléfono del taxi y llamado.

A los 5 minutos apareció el taxi y nos llevó hasta el coche.

Yo sin decir ni una palabra cogí la rueda y me puse a cambiarla. Cari se apiadó de mí y me ayudó.

 

Menos mal que hay alguien sensato en mi familia, aunque tenga 7 años. 

Posted on 04/07/2016 Home, Pingüineando/ Penguin..., Últimos post 0 1564

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Por fin llegó el momento de ir a la playa. Estoy que no quepo en mi de gozo. He pasado toda la noche sin apenas dormir pensando cómo iba a meter todo el equipaje en el coche pero, al final, lo he conseguido.

Cari me ha felicitado. Me ha dicho que soy un hacha.

Estoy orgullosa de mi misma a más no poder, no os creáis que meter el equipaje de 5 en un coche es tarea fácil.

Nos ponemos en marcha, camino de Huelva. Haremos parada técnica en Cáceres para pasar la noche y al día siguiente, Punta Umbría. Allá vamos.

Cuando estamos a 180 kilómetros de casa, Cari me dice:

-Vaya, hemos pinchado.

- ¡Ah! – contesto

- ¿Qué quiere decir ah? -me pregunta.

- Ah quiere decir que como no me cabía todo el equipaje en el maletero, saqué la rueda de repuesto y la dejé en casa.

Cari se queda literalmente bizco y me dice:

-Debo estar soñando o me he metido en un submundo paralelo. ¿Estás intentando decirme que has sacado la rueda de repuesto del maletero?

- Sí – contesto.

- ¿Tú sabes que ahora la ayuda en carretera no nos dará asistencia y que, además, es ilegal circular sin rueda de repuesto?

- A ver, ¿dónde querías que metiera todas las maletas, Cari?

- Mira, antes de enfadarme voy a llamar al seguro a ver qué se puede hacer.

 Allí estamos en medio del arcén, mientras Cari llama al seguro para que le confirmen que no cubre a vehículos que no circulan correctamente equipados.

Yo veo a Cari que se va incendiando por dentro. No dice una palabra, pero sé que si digo algo va a estallar en mil pedazos, así que me quedo calladita como una muerta cuando, ¿cómo no?, llega la Guardia Civil.

- Buenos días, Caballero, ¿algún problema?

Cari le mira con cara de: Pues mire el problema profundo e intrínseco de mi vida está sentado aquí, a mi derecha: es esta mujer que no hace más que buscarme problemas un día sí y otro también.

- Sí, mire, hemos pinchado y no tenemos rueda de repuesto.

- ¿No tienen rueda de repuesto? Entiendo. Por favor, déjeme los papeles del vehículo y su permiso de circulación.  ¿No tienen rueda porque se la han robado?

-No, que se lo explique mi esposa porque yo estoy tan sorprendido como usted.

Le explico al agente que saqué la rueda de repuesto porque estuve haciendo números y la última vez que habíamos pinchado en carretera había sido el mes pasado. Las probabilidades, pues, de que volviese a suceder eran de 1 sobre 100.000, así que decidí sacarla del maletero.

 

- Concretando: circulan ustedes con 3 niños y sin rueda de repuesto - saca la libreta electrónica y nos imprime una laaarga multa que al final dice: Por pronto pago, 350 euros.

- Tienen ustedes que retirar el vehículo del arcén.

- ¿Nos puede decir a cuántos kilómetros está el pueblo más cercano?

- A 25 kilómetros

- Pues emprendo marcha hasta allí inmediatamente. Y me pongo a caminar.

El guardia civil me dice:

- Señora, usted no puede dejar a los niños en la cuneta hasta su vuelta.

Pero es que tengo que ir a comprar una rueda de repuesto porque no tenemos asistencia en carretera.

El Guardia Civil, que era una bella persona, nos lleva a los niños y a mí hasta el taller más cercano donde compramos una rueda de repuesto.

Ya tenemos rueda, ahora sólo nos falta cómo llevarla. Pienso en hacerla rodar hasta encontrar un taxi pero la imagen de mi misma y los tres niños corriendo detrás de una rueda me parece un poco excesiva.

Así que nos metemos en la tienda de todo a un euro del pueblo y nos compramos un carrito de la compra para poder llegar con la rueda hasta la parada de taxi más cercana.

Allí estamos mis tres pequeños y yo con el carrito arrastrando la rueda de repuesto que cabe a duras penas, preguntando a los lugareños dónde esta la parada de taxi más próxima.

- Aquí no hay parada, tienen que ir hasta el pueblo de al lado.

- ¿A cuánto está el pueblo?

- A dos kilómetros

- Venga niños, vamos hasta el otro pueblo.

Y oigo:

- Señor, mi madre no metió la rueda de repuesto en el coche y pinchó y tuvimos que dejar a mi padre solo en la carretera y ahora mi madre quiere caminar hasta el pueblo para coger el taxi. ¿Puede venir a la calle Mazagón, número 4? Gracias, Señor.

Atónita me quedé cuando vi que mi hija de 7 años había cogido mi móvil, conseguido el número de teléfono del taxi y llamado.

A los 5 minutos apareció el taxi y nos llevó hasta el coche.

Yo sin decir ni una palabra cogí la rueda y me puse a cambiarla. Cari se apiadó de mí y me ayudó.

 

Menos mal que hay alguien sensato en mi familia, aunque tenga 7 años. 

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