La mudanza

La mudanza

Hemos decidido cambiarnos de casa. No es una casa mayor, pero es una casa más bonita.

Mis hijos no están muy de acuerdo con el cambio. Llevaban desde muy pequeños viviendo en la vieja casa y para ellos es SU casa.

Les he ido explicando que la nueva les iba a gustar, que todo iba a ser más chulo y más divertido, pero creo que no les he convencido.

Llega el día de la mudanza y la persona responsable, Miguel nos ayuda muchísimo con todo. Además de ser encantador es muy simpático lo que hace el trabajo mucho más ameno.

Trabajamos como locos y llegó el momento más temido por mí: la retirada de los cuadros.

Yo tengo un problema con el taladro y es que intento hacer una agujero en la pared y hago un socavón.

Cuando instalé el anclaje de la televisión en la pared, tanto ímpetu le puse, que traspasé el tabique, hice un mega agujero y llegué a la habitación de al lado.

Para taparlo, puse un cuadro.

Otra vez al colocar una balda se me fue la broca e hice una raya en la pared de 20 centímetro. Colgué otro cuadro para taparlo.

Obviamente, Cari no sabía nada de nada de este tema, así que cuando se acercó a retirar el cuadro de la habitación agujereada, yo me coloqué estratégicamente detrás de él esperando su reacción. Quitó el cuadro. No dijo ni palabra.

Yo seguía detrás de él esperando una bajada de parpados que me iba a mortificar durante los siguientes 15 días, pero no hizo nada. Descolgó el óleo, lo envolvió en papel de burbuja y salió de la habitación.

Yo no podía más con la intriga, así que le dije:

Oye, ¿no te sorprende el agujero de la pared?

Bueno, me sorprendió la primera vez que lo vi. Ahora ya nos hemos acostumbrados el uno al otro.

¿Ya lo habías visto?

Pues sí.

¿Y cuándo?

El día que lo hiciste.

¿Y cómo lo sabías?

No lo sabía, lo intuía, al igual que el rayón que hay en la pared del salón y los agujeros del 10 que hiciste para colocar dos cuadros.

Cariño, ¿tú te crees que no te conozco? Eres como un libro abierto para mí. Te miro a la cara y sé si: a) has hecho un agujero b) te has ido con el cuñado a hacer el gamberro c) cuando te has comprado muuucha ropa y cuando te has comido un bote de Nocilla. Lo sé todo de ti, tus bonitos ojos te delatan.

 

En esta maravillosa conversación estábamos cuando Miguel se acerca y nos dice:

Creo que tenemos un problema.

Pienso: Dios mío me han roto la vajillas de mi bisabuela. Por favor, que no sea eso.

¿Qué pasa?- le pregunto.

La niña pequeña se ha esposado a la barandilla de la terraza.

¿Qué? Tengo que agitar la cabeza para poder entender lo que me está diciendo.

¿Qué? -repito

Que tu hija pequeña se ha esposado a la barandilla de la terraza.

¿A propósito? -le grito

No se lo he preguntado, la verdad. Pero si no ha sido a propósito, la niña es un poco accidentada.

Vamos corriendo para la terraza y le digo:

-Pero, ¿qué haces? Pero, ¿por qué te has esposado?

Porque no me quiero ir de esta casa nunca jamás.

Me giro toda enfadada y le digo a Cari:

Ya te dije yo que ese juego de magia que les había regalado tu padre no era para niños. Ahora a ver cómo la sacamos de ahí.

A ver hija, ¿dónde está la llave?

La tiré abajo. No me quiero ir de esta casa.

Anda Cari, baja a ver si entre los matorrales encuentras la llave

Que sepas que cuando tengas ganas de hacer pis no vas a poder ir al baño -le digo a la niña.

Hice pis justo antes de atarme.

Mira tú qué lista es mi hija cuando le da la gana. Es capaz de hacerse pis allá por donde vamos, pero cuando decide esposarse hace pis preventivamente.

Sube Cari: No encuentro la llave.

Cojo el móvil y escribo en el chat Familia:

El que tenga unas tenazas grandes, por favor, que la traiga que la peque se nos ha esposado a la barandilla de la terraza. Las esposas son de plástico muy duro y no las podemos abrir.

Pídele la llave -contesta mi hermano.

Manda foto de la “sobri” antisistema -replica mi cuñado.

¡Qué graciosos sois! No hay foto, hay prisa para que me lo traigáis.

¿Te vale un serrucho? -pregunta mi hermana.

Me vale.

Cuando llegan con el serrucho, mi hija grita horrorizada, saca de su bolsillo las llaves de las esposas y las abre. Al final tenía razón mi hermano.

 

Al entrar en la casa nueva dijo:

¡Pero si están todos nuestros muebles aquí y mis juguetes! Nunca en mi vida había visto una casa tan bonita. Voy a vivir aquí toda la vida.

Para que veáis lo que le duran a los niños los amores.

Posted on 08/05/2016 Home, Pingüineando/ Penguin... 0 1421

Leave a CommentLeave a Reply

You must be logged in to post a comment.

Buscar

Categorías

Anterior
Siguiente
Blog Saco Pingüino - Saco Pingüino. Pijamas para dormir calentitos toda la noche. Blog js_def
La mudanza

La mudanza

Hemos decidido cambiarnos de casa. No es una casa mayor, pero es una casa más bonita.

Mis hijos no están muy de acuerdo con el cambio. Llevaban desde muy pequeños viviendo en la vieja casa y para ellos es SU casa.

Les he ido explicando que la nueva les iba a gustar, que todo iba a ser más chulo y más divertido, pero creo que no les he convencido.

Llega el día de la mudanza y la persona responsable, Miguel nos ayuda muchísimo con todo. Además de ser encantador es muy simpático lo que hace el trabajo mucho más ameno.

Trabajamos como locos y llegó el momento más temido por mí: la retirada de los cuadros.

Yo tengo un problema con el taladro y es que intento hacer una agujero en la pared y hago un socavón.

Cuando instalé el anclaje de la televisión en la pared, tanto ímpetu le puse, que traspasé el tabique, hice un mega agujero y llegué a la habitación de al lado.

Para taparlo, puse un cuadro.

Otra vez al colocar una balda se me fue la broca e hice una raya en la pared de 20 centímetro. Colgué otro cuadro para taparlo.

Obviamente, Cari no sabía nada de nada de este tema, así que cuando se acercó a retirar el cuadro de la habitación agujereada, yo me coloqué estratégicamente detrás de él esperando su reacción. Quitó el cuadro. No dijo ni palabra.

Yo seguía detrás de él esperando una bajada de parpados que me iba a mortificar durante los siguientes 15 días, pero no hizo nada. Descolgó el óleo, lo envolvió en papel de burbuja y salió de la habitación.

Yo no podía más con la intriga, así que le dije:

Oye, ¿no te sorprende el agujero de la pared?

Bueno, me sorprendió la primera vez que lo vi. Ahora ya nos hemos acostumbrados el uno al otro.

¿Ya lo habías visto?

Pues sí.

¿Y cuándo?

El día que lo hiciste.

¿Y cómo lo sabías?

No lo sabía, lo intuía, al igual que el rayón que hay en la pared del salón y los agujeros del 10 que hiciste para colocar dos cuadros.

Cariño, ¿tú te crees que no te conozco? Eres como un libro abierto para mí. Te miro a la cara y sé si: a) has hecho un agujero b) te has ido con el cuñado a hacer el gamberro c) cuando te has comprado muuucha ropa y cuando te has comido un bote de Nocilla. Lo sé todo de ti, tus bonitos ojos te delatan.

 

En esta maravillosa conversación estábamos cuando Miguel se acerca y nos dice:

Creo que tenemos un problema.

Pienso: Dios mío me han roto la vajillas de mi bisabuela. Por favor, que no sea eso.

¿Qué pasa?- le pregunto.

La niña pequeña se ha esposado a la barandilla de la terraza.

¿Qué? Tengo que agitar la cabeza para poder entender lo que me está diciendo.

¿Qué? -repito

Que tu hija pequeña se ha esposado a la barandilla de la terraza.

¿A propósito? -le grito

No se lo he preguntado, la verdad. Pero si no ha sido a propósito, la niña es un poco accidentada.

Vamos corriendo para la terraza y le digo:

-Pero, ¿qué haces? Pero, ¿por qué te has esposado?

Porque no me quiero ir de esta casa nunca jamás.

Me giro toda enfadada y le digo a Cari:

Ya te dije yo que ese juego de magia que les había regalado tu padre no era para niños. Ahora a ver cómo la sacamos de ahí.

A ver hija, ¿dónde está la llave?

La tiré abajo. No me quiero ir de esta casa.

Anda Cari, baja a ver si entre los matorrales encuentras la llave

Que sepas que cuando tengas ganas de hacer pis no vas a poder ir al baño -le digo a la niña.

Hice pis justo antes de atarme.

Mira tú qué lista es mi hija cuando le da la gana. Es capaz de hacerse pis allá por donde vamos, pero cuando decide esposarse hace pis preventivamente.

Sube Cari: No encuentro la llave.

Cojo el móvil y escribo en el chat Familia:

El que tenga unas tenazas grandes, por favor, que la traiga que la peque se nos ha esposado a la barandilla de la terraza. Las esposas son de plástico muy duro y no las podemos abrir.

Pídele la llave -contesta mi hermano.

Manda foto de la “sobri” antisistema -replica mi cuñado.

¡Qué graciosos sois! No hay foto, hay prisa para que me lo traigáis.

¿Te vale un serrucho? -pregunta mi hermana.

Me vale.

Cuando llegan con el serrucho, mi hija grita horrorizada, saca de su bolsillo las llaves de las esposas y las abre. Al final tenía razón mi hermano.

 

Al entrar en la casa nueva dijo:

¡Pero si están todos nuestros muebles aquí y mis juguetes! Nunca en mi vida había visto una casa tan bonita. Voy a vivir aquí toda la vida.

Para que veáis lo que le duran a los niños los amores.

Posted on 08/05/2016 Home, Pingüineando/ Penguin... 0 1421

Leave a CommentLeave a Reply

You must be logged in to post a comment.

Buscar

Categorías

Anterior
Siguiente