NEGOCIOS Y SUERTE

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Llevo más de un año detrás de una tienda de Hong Kong, porque me gustaría que vendieran nuestros SacosPingüino y creo que sería beneficioso para ambos. Durante estos últimos meses, les he llamado más de 2 docenas de veces, he intentado contactar con su jefe de compras, les he escrito cientos de emails… incluso les envié algunas muestras, con la esperanza de llamar su atención. ¡No ha habido suerte! Recuerdo una mañana llevando a Gaby al cole. Acabábamos de salir de casa cuando una furgoneta se incorporó a la calle, justo delante de nosotros. Fuimos detrás de ella todo el camino hasta que llegamos a nuestro destino. ¡Era una furgoneta de la tienda! – la llamaremos ´Baby Shop´. Empecé a fantasear… ¿qué podría hacer para conseguir que me escucharan? Tal vez debería hacer chocar suavemente mi monovolumen contra ellos. En Hong Kong cualquier accidente de coche, por muy pequeño que sea, te garantiza una hora de espera hasta que llega la policía y se presenta el informe correspondiente. Eso me daría el tiempo suficiente para dar, a quienquiera que condujera la furgoneta, nuestro argumentario comercial al completo. Cuando llegué al colegio, la perdí de vista y no volví a pensar en ella nunca más.

Pero a veces tenemos la suerte delante de nuestras narices y no nos damos cuenta. Y este fue uno de esos casos.

Normalmente soy yo quien lleva a Gaby a clase por las mañanas. Una de sus compañeras, Molly, siempre entra con nosotros y, una vez a la semana, también nos acompaña otra niña de la misma clase, Clara. Sólo he visto a la mamá de Clara un par de veces pero con la peque tengo muy buena relación.

Ayer Jane, la mamá de Molly, organizó una pequeña fiesta en casa para celebrar su cumpleaños. Niños y adultos lo pasamos genial, pude hablar con otros papás y conocer a algunos de mis vecinos. La mamá de Clara estaba allí y empezamos a charlar.

“¿Trabajas? “, preguntó.
“Sí, tengo mi propio negocio”, respondí.
“¿Ah, sí? ¿Y a qué te dedicas?”.’
Opté por la respuesta corta: “Hago sacos de dormir”, le dije.
Sus ojos se abrieron como platos. “Un momento – dijo – ¿eres tú quien ha estado enviándome emails sin parar durante los últimos meses?”

Rápidamente mi cabeza se puso en funcionamiento, repasando la lista de personas a las que había estado molestando últimamente. ¿Era la señora de nuestro proveedor de Internet a la que he llamado para quejarme de los continuos fallos del servidor? ¿Es la mujer del restaurante de Macao en el que dejé olvidadas mis gafas, con la que contacto todos los días desde hace dos semanas para preguntar si alguien las encontró? ¿Trabajará en la compañía de seguros, a la que he llamando varias docenas de veces para ver si consigo que se hagan cargo de mis facturas médicas?

‘Soy la dueña de la tienda ´Baby Shop´”, dijo.
“¡No me lo puedo creer!”

Y claro, aproveche la oportunidad para, de inmediato, contarle lo buenísimos que son nuestros sacos ;) Llamé a William – El Gurú del Tetris – y le pedí que,por favor, entregara un SacoPingüino en casa de Clara aquella misma noche. Después de todo, que su peque probara un SacoPingüino era la mejor forma de convencerla. Mejor que cualquier discurso.

El próximo lunes tengo una reunión con su Gerente de Compras para mostrarle nuestros SacosPingüino….¡por fin! ¡Crucemos los dedos!

Posted on 24/11/2014 Home, Vamos a pingüinear/Penguin... 0 1937

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Llevo más de un año detrás de una tienda de Hong Kong, porque me gustaría que vendieran nuestros SacosPingüino y creo que sería beneficioso para ambos. Durante estos últimos meses, les he llamado más de 2 docenas de veces, he intentado contactar con su jefe de compras, les he escrito cientos de emails… incluso les envié algunas muestras, con la esperanza de llamar su atención. ¡No ha habido suerte! Recuerdo una mañana llevando a Gaby al cole. Acabábamos de salir de casa cuando una furgoneta se incorporó a la calle, justo delante de nosotros. Fuimos detrás de ella todo el camino hasta que llegamos a nuestro destino. ¡Era una furgoneta de la tienda! – la llamaremos ´Baby Shop´. Empecé a fantasear… ¿qué podría hacer para conseguir que me escucharan? Tal vez debería hacer chocar suavemente mi monovolumen contra ellos. En Hong Kong cualquier accidente de coche, por muy pequeño que sea, te garantiza una hora de espera hasta que llega la policía y se presenta el informe correspondiente. Eso me daría el tiempo suficiente para dar, a quienquiera que condujera la furgoneta, nuestro argumentario comercial al completo. Cuando llegué al colegio, la perdí de vista y no volví a pensar en ella nunca más.

Pero a veces tenemos la suerte delante de nuestras narices y no nos damos cuenta. Y este fue uno de esos casos.

Normalmente soy yo quien lleva a Gaby a clase por las mañanas. Una de sus compañeras, Molly, siempre entra con nosotros y, una vez a la semana, también nos acompaña otra niña de la misma clase, Clara. Sólo he visto a la mamá de Clara un par de veces pero con la peque tengo muy buena relación.

Ayer Jane, la mamá de Molly, organizó una pequeña fiesta en casa para celebrar su cumpleaños. Niños y adultos lo pasamos genial, pude hablar con otros papás y conocer a algunos de mis vecinos. La mamá de Clara estaba allí y empezamos a charlar.

“¿Trabajas? “, preguntó.
“Sí, tengo mi propio negocio”, respondí.
“¿Ah, sí? ¿Y a qué te dedicas?”.’
Opté por la respuesta corta: “Hago sacos de dormir”, le dije.
Sus ojos se abrieron como platos. “Un momento – dijo – ¿eres tú quien ha estado enviándome emails sin parar durante los últimos meses?”

Rápidamente mi cabeza se puso en funcionamiento, repasando la lista de personas a las que había estado molestando últimamente. ¿Era la señora de nuestro proveedor de Internet a la que he llamado para quejarme de los continuos fallos del servidor? ¿Es la mujer del restaurante de Macao en el que dejé olvidadas mis gafas, con la que contacto todos los días desde hace dos semanas para preguntar si alguien las encontró? ¿Trabajará en la compañía de seguros, a la que he llamando varias docenas de veces para ver si consigo que se hagan cargo de mis facturas médicas?

‘Soy la dueña de la tienda ´Baby Shop´”, dijo.
“¡No me lo puedo creer!”

Y claro, aproveche la oportunidad para, de inmediato, contarle lo buenísimos que son nuestros sacos ;) Llamé a William – El Gurú del Tetris – y le pedí que,por favor, entregara un SacoPingüino en casa de Clara aquella misma noche. Después de todo, que su peque probara un SacoPingüino era la mejor forma de convencerla. Mejor que cualquier discurso.

El próximo lunes tengo una reunión con su Gerente de Compras para mostrarle nuestros SacosPingüino….¡por fin! ¡Crucemos los dedos!

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